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Vivir en el Antropoceno

Hace muy pocos años, los científicos concluyeron que los humanos y el planeta somos uno solo. Por primera vez en la historia de la Tierra, nos hemos convertido en una fuerza planetaria, para bien y para mal.


Partimos siendo una fuerza prácticamente insignificante para un Planeta, decenas de miles de años sin generar un cambio importante sobre la Tierra. Fue desde la Primera Revolución Industrial, consecuencia directa de la tecnología y el ingenio humano que, con acceso a nuevas fuentes de energía como el vapor, el carbón y el petróleo, se sustento una explosión demográfica sin precedentes y una mejora de la calidad de vida de la humanidad durante los últimos 200 años.


Los seres humanos adquirimos así el carácter de fuerza global. Anualmente movemos más sedimento y roca que cualquier otro proceso natural como los ríos, los aluviones o el viento. Hemos iniciado un proceso de defaunación de los ecosistemas terrestres y marinos que ha llevado a expertos a predecir la extinción de más del 50% de la biodiversidad del planeta. Para el 2050 se espera que todas las pesquerías comerciales estarán sobreexplotadas o extintas y que la única fuente de pescado será la acuicultura. Nuestras emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera han provocado ya un aumento, en promedio, de casi 1 grado Celsius y cada año se baten nuevos records del “año más caluroso de la historia”. Este calentamiento ya ha iniciado el derretimiento de Groenlandia, del Ártico, de grandes zonas de la Antártica y en algunos sectores los glaciares están retrocediendo, provocando un aumento en el nivel y acidez del mar. Antes del pánico es clave entender que son predicciones basadas en el estatus quo: este sería el planeta del futuro si seguimos actuando como hasta ahora.


En concreto, el panorama muestra un planeta que, estando más caliente, aumenta la probabilidad de eventos extremos: olas de calor/frío, inundaciones, tormentas, tornados. Autoridades en el tema como Paul Crutcen (Novel de Química 1995) y Eugene Stoermer, propusieron la existencia de una nueva época geológica que partió en 1800: el Antropoceno, la era de los humanos.


¿Qué diferencia al Atropoceno con otras eras geológicas? Una concecuencia moral y ética: somos la primera generación en la historia de humanidad que realmente sabe lo que esta pasando en nuestro planeta. Por primera vez estamos 90% seguros de que somos responsables no solo de nuestro futuro, sino también del futuro del planeta Tierra. Nuestra generación esta destinada a convertirse en pastores de este planeta, precioso, enrome y único ecosistema que mantiene a nuestra sociedad.


Se necesita un cambio cultural enorme, gigantesco. En 2010, durante el congreso “Our Common Future” realizado en las ciudades de Hannover y Essen, en Alemania, el profesor Hans Joachim Schellnhuber, eminencia científica alemana, se refirió al cambio climático como el mayor desafío de la sociedad europea desde la Segunda Guerra Mundial. La diferencia es abismante. Los economistas ya lo calcularon: los costos de no hacer nada son muy superiores a los de hacer algo (impuestos verdes, los esquivos acuerdos globales de control de emisiones, o las medidas más extremas como las prohibiciones). Como lo describe el profesor Michael Oppenheimer: “La diferencia entre actuar ahora y posponer cualquier acción importante para reducir los gases del efecto invernadero, es la diferencia entre lidiar con un problema manejable ahora versus problemas inmanejables en el futuro”. De nuestras acciones ahora depende la mas importante herencia que podemos dejarles a hijos y nietos: hasta hoy, el único planeta habitable en el Universo conocido.


PARTE DE LO QUE PUEDES HACER


Reducir, reutilizar, reciclar

Esto debe ser un mantra. No se trata de aplicar estos tres conceptos “reciclables”, sino de usarlos siempre. El basurero dejo de ser un lugar donde se bota de todo.


Sea un consumidor informado

Ampolletas incandescentes; pilas desechables, productos que no sean biodegradables, artículos probados con animales, entre muchos otros, deberían probablemente estar prohibidos. Como consumidores tenemos un poder oculto que raramente utilizamos: comprar con conciencia.


Reduzca su huella de carbono

Ahorre electricidad, no compre plásticos innecesariamente, y salve tiempo de viaje a sus compras y alimentos: siempre que pueda prefiera local. Cuando piense en su futuro auto, busque un modelo híbrido, o idealmente eléctrico. Instale paneles solares en su casa. Use bicicleta. Si usa aire acondicionado, que sea un sistema con gas ecológico.


Ahórrele recursos al planeta

Tome agua de la llave si su ciudad se lo permite, evite lo desechable, desde un plato hasta un auto. Al comprar, prefiera la calidad (que generalmente dura más) o la conciencia ecológica por sobre el precio, siempre que pueda.


Devuélvale a la tierra lo que nos da

Haga compost en su casa/departamento/oficina. Tenga plantas, quedan bien en cualquier lugar y oxigenan los ambientes. No deje huellas en sus paseos por la naturaleza. Respeta la fauna y flora nativa.



Fuente: Revista in

Autor: Antonio Tironi, científico y consultor en Ecología y Medio ambiente. Biólogo ambiental y Dr. en Ecología de la Universidad de Chile. Director fundador en el Centro Transdisciplinario de estudios FES-Sistémicos y socio de Cienciambiental Consultores S.A.

Foto/Créditos: WWF – Félix León

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